Proyecto fotográfico que proyecta, con cierta hipocresía por mi parte, las distintas caras, anónimas en su mensaje, que tiene la violencia a la hora de expresarse en la filosofía, política, artes y hasta en el fútbol. Empujados por la "psicología de la calle" en la que el que más grita, y por tanto más se oye, más razón tiene. Preferimos dar un discurso llamativo y polémico en vez de razonado para defender ideologías que abrazamos sin conocer plenamente lo que encierran. Es un hecho que en lo personal me resulta gracioso y penoso a la vez.
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